13 de noviembre de 2024 - 07:32 Luego del hallazgo de restos óseos por parte de obreros que trabajaban el martes en el predio del Museo Oceanográfico, expertos confirmaron que se trata de huesos humanos y que, al menos, serían de cinco personas. Hoy el lugar está vallado y seguirán las investigaciones por parte de antropólogos.
La zona fue cautelada por el Fiscal de Delitos de Lesa Humanidad ante la posibilidad de que sea un hallazgo de detenidos desaparecidos, aunque al momento esa hipótesis quedaría descartada.
“Lo que se ve a primera vista es que son restos que son efectivamente humanos y pertenecen por lo menos a cinco personas. Están en bastante mal estado, están bastante dañados, pero eso no nos permite descartarlos”, describió la antropóloga Alicia Lusiardo.
Además, luego de que los operarios dieron aviso a la Policía sobre el hallazgo, los efectivos apilaron los huesos, algo que según dijo la antropóloga no es lo mejor a la hora de tener un diagnóstico sobre el hallazgo.
Lusiardo explicó que hasta que no llegue el equipo de antropólogos permanecerá además de la guardia policial, una cobertura especial para que los restos no se echen a perder: “Hay restos que tienen cortes, entonces estos cortes pueden responder también a distintas cosas que pueden ser tanto del cementerio como de la morgue”, agregó.
Un lugar lleno de misterios
Muchos seguramente han pasado por enfrente del museo zoológico Dámaso Antonio Larrañaga sin conocer realmente su historia. En 1910, en ese predio funcionaba la morgue del Cementerio del Buceo. Sin embargo, una vez inaugurada la Facultad de Medicina, la morgue cayó en desuso y el predio quedó abandonado.
Nadie quería vivir ahí y los mitos sobre esa zona de Montevideo comenzaron a circular. Sin embargo, en 1925, un italiano vio en el lugar una oportunidad. El empresario de la noche montevideana decidió abrir allí un nuevo cabaret y encargó la ampliación y refacción del edificio de la morgue, según consta en el archivo de la Facultad de Arquitectura.
La obra fue terminada a principios de 1930 y fue una revolución para la zona. El dueño tenía la esperanza de que la disputa del Mundial de 1930 trajera mucho turismo y clientes, pero nada de eso ocurrió. Se llamaba Café Morisco, aunque todos lo conocían como “el Cabaret de la Muerte", por el lugar donde había sido construido.
Durante mucho tiempo fue un lugar de encuentro favorito para clientes adinerados y de apellidos destacados. Sin embargo, los rumores comenzaron a ganar fuerza. Muchos afirmaban que el lugar estaba maldito y el cabaret comenzó a perder clientela.
Los historiadores aseguran que la gota que rebasó el vaso, fue un asesinato ocurrido en al local, que terminó por ausentar a los pocos clientes que quedaban. El cabaret cerró y, desde 1934 a 1940, se convirtió en la sede de la Estación Oceanográfica.
El edificio se remodeló en 1955 y, a principios de 1956, pasó a ser el Museo Zoológico Dámoso Antonio Larrañaga. Durante la pandemia, el museo debió cerrar y, durante buen tiempo, su destino fue incierto.
Sin embargo, en noviembre de 2021, la Intendencia de Montevideo (IM) volvió a abrirlo y, desde entonces, se han realizado varias obras de refacción. La más reciente, el pintado por completo de toda la fachada del edificio.