26 de noviembre de 2018 - 00:00 El conductor del ómnibus de Boca Juniors que fue apedreado mientras se dirigía al estadio Monumental, donde se iba a celebrar la segunda final de la Copa Libertadores contra River Plate, relató que llegó a perder el conocimiento y un directivo del club tuvo que agarrar el volante por él.
Darío Rubén Ebertz, el chofer habitual del equipo, contó que al salir de un puente vio a 300 metros "la cantidad de gente" que ocupaba parte del trayecto y comenzó a suponer que "no iba a ser nada fácil". Confesó que le había sorprendido que no estuviese vallada una zona que siempre lo había estado en los anteriores superclásicos.
“Falló el operativo de seguridad. ¿Por qué dejaron a la gente acercarse tanto al micro, sabiendo como es el hincha?”, preguntó, en una entrevista con Telefé.
Cuando comenzaron a ser atacados por los hinchas rivales, Ebertz vio que se dirigía hacia él una botella y sintó una explosión, por lo que se tapó la cara con un brazo y esta impactó debajo de su axila
“Ahí hay un momento en que me desvanezco. Gracias a Dios teníamos un ángel al lado”, contó, en referencia al vicepresidente de Boca Juniors Horacio Paolini, quien estaba sentado cerca y "agarró el volante por unos segundos”. Pero el chofer reaccionó: “Dije ‘que sea lo que Dios quiera’, pensé en los chicos y aceleré”.
Si Paolini no hubiera estado a su lado, hubiera sido “una desgracia", afirmó el conductor. Ebertz también explicó al canal TN que un ómnibus tan grande "una vez que se te escapa de las manos ya no lo contienes más". El conductor, tras mirar las imágenes de la agresión, opinó: "Viendo eso la verdad es que la sacamos barata".
También contó cómo estaban los jugadores tras el ataque y el lanzamiento de gases. “Estaban todos ahogados, vomitaban y tosían arriba del micro por el gas”, relató. Y siguió: "Carlitos Tévez ahogado, Gago, Benedetto, Pablo Pérez con el tema del ojo, Lendro Jara con un vidrio en el tobillo”.
Con información de EFE