Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Telenoche. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE

Trabajadoras sexuales ganan en promedio $63.000 al mes

Según la publicación *La prostitución en Uruguay: Entre el trabajo y la explotación sexual*, del investigador Pablo Guerra, de la Universidad de la República (UDELAR) hay una "gran disparidad" en los ingresos. Sólo 88 de las 11.000 que ejercen aportan al BPS.

12 de diciembre de 2016 - 00:00

FELIPE ABARACÓN

En Uruguay el salario promedio de una trabajadora sexual es de $ 63.000 mensuales, trabajando seis días a la semana. Según la publicación La prostitución en Uruguay: Entre el trabajo y la explotación sexual, del investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (UDELAR), Pablo Guerra, hay una "gran disparidad" en los ingresos, ya que algunas ganan poco más de $7.000 y unas pocas llegan a superar los $200.000.

El estudio recopila el testimonio de 188 trabajadoras sexuales entre 2014 y 2015 y expone diversos factores de la actividad: salarios, informalidad, condiciones de trabajo, calidad de vida, entre otros.

Según el relevamiento, el 34% de las trabajadoras sexuales ejerce en la calle, el 29,3% en whiskerías, el 20,2% en casa de masajes, 8% en sistemas de contacto telefónico (call girls), 6,4% en prostíbulos y el 1.6% a través de una red de contactos personales o directos.

Los mayores ingresos se registraron en aquellas trabajadoras que se desempeñan en whiskerías ($10.000 por día)  y call girls (cobran $1.500 la media hora y $2.500 la hora) mientras que los más bajos se percibieron en las mujeres que trabajan en la calle.

Pese a esto, sigue siendo la modalidad más atractiva para aquellas trabajadoras que optan por mayores márgenes de autonomía, como flexibilidad horaria. Además, el trabajo en la calle "favorece" a aquellas trabajadoras que por temas de edad o estéticos no son elegidas en whiskerías.

Otro de los aspectos que destacan las trabajadoras de las calle es que, al contrario de lo que pasa en locales de prostitución, son ellas quienes "ponen los límites del servicio".

INFORMALIDAD. Desde 2010 las trabajadoras sexuales cuentan con la posibilidad de aportar como monotributistas o unipersonal al Banco de Previsión Social (BPS)

Sin embargo, la prostitución continúa siendo un oficio que se desarrolla en la informalidad porque quienes lo ejercen optan por aumentar sus ingresos inmediatos en detrimento de su acceso a beneficios sociales.

Esto hace que la amplia mayoría ejerzan en negro y no accedan a derechos sociales básicos como la jubilación, asignaciones familiares, cobertura de salud para sus hijos, entre otros.

Sin embargo, sí están obligados a inscribirse en el Registro Nacional de Trabajadores Sexuales (dependiente del Ministerio del Interior) que, al 20 de octubre de este año, contaba con 12.353 personas: 800 hombres y 11.553 mujeres.

Desde el BPS se dijo a Telenoche Online que "sólo unas pocas" trabajadoras están inscritas como monotributistas y que no se cuenta con una cifra exacta de las beneficiarias.
Esto se debe a las trabajadoras y trabajadores sexuales aportan bajo el mismo rubro que abarca tanto a quienes brindan servicios sexuales, como a quienes realizar tareas de limpieza o recaudación en un local del rubro.

Según la publicación de la UDELAR, a febrero 2015, la cantidad de trabajadoras sexuales que aportaban al BPS ascendía a 88 si se toma en cuenta monotributistas y unipersonales.  

La mayoría de las entrevistadas que dijeron aportar al BPS trabajan en la calle o en whiskerías.

SUBREGISTRO. A la informalidad laboral del sector se suma un descenso en la cantidad de trabajadoras y trabajadores sexuales inscritos en el Ministerio del Interior en los últimos tres años.

"Consideramos que hay un subregistro, ya que por lo general se inscriben las personas que ejercen el trabajo sexual en la vía pública o en locales habilitados quedando por fuera los apartamentos privados”, comentó a Telenoche Online  la  directora de la División Políticas de Género del Ministerio del Interior, July Zabaleta.

El sociólogo Juan José Meré, representante de Onusida en Uruguay, atribuyó la informalidad del rubro a "cambios radicales" en la "modalidad de trabajo". "Hay otros espacios que no son los tradicionales: casas de masajes, los anuncios, el chat y redes sociales. Hay múltiples formas de trabajo sexual que modificaron la relación o la representación de lo que uno creía que era el trabajo sexual hace años", explicó Meré.
 

Telenoche | ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Suscríbete y recibe todas las mañanas en tu correo lo más importante sobre Uruguay y el mundo.

SUSCRÍBETE

Te Puede Interesar