17 de octubre de 2025 - 18:47 Alberto Spencer nació en Ecuador, un país que, a mediados del siglo pasado, no tenía tradición ni logros futbolísticos. Oriundo de Ancón, un pueblo a orillas del Pacífico, donde se extrae petróleo, fue una apuesta de Peñarol a principios de los 60. Todo decía que su llegada al club estaba destinada al fracaso.
Cuando llegó, Spencer tenía la idea de jugar un año, reunir unos 5.000 dólares y volver a su país pero “las cosas le salieron bien”, decía en 1971.
El fútbol y los amigos que cosechó lo hicieron desistir del regreso y, 11 años después, se retiró tras más de 500 partidos en Peñarol, 300 goles convertidos, tres Libertadores, dos Intercontinentales, una Supercopa y ocho campeonatos uruguayos.
Los tres hijos del ídolo nacieron en Uruguay y Alberto (hijo), dice que, en Ecuador, “el reconocimiento de él, a 18 años de su fallecimiento, sigue siendo muy grande, incluso de las nuevas generaciones”.
No es para menos: es el goleador de la Copa Libertadores, con 54 goles en su haber, pero lo que más destaca su hijo es su perfil bajo y personalidad tranquila.
Y, como homenaje, Ecuador acuñó una moneda oficial y de circulación nacional con la imagen del futbolista. “Sentimos mucho orgullo. Todos los ecuatorianos que recorren el mundo tienen la moneda en su bolsillo. No es poca cosa”.