17 de diciembre de 2025 - 17:00 El cuerpo humano busca de forma permanente el equilibrio. Cuando alguno de sus sistemas de referencia, como la vista, los pies, el oído o la mandíbula, no envía señales claras o presenta alteraciones, el organismo pone en marcha mecanismos de compensación que pueden derivar en dolor, rigidez o sobrecargas musculares.
La fisioterapeuta Luana Lucas explicó que las malas posturas sostenidas en el tiempo generan respuestas defensivas: “Si sostenemos por mucho tiempo una mala postura, nos va a generar una reacción en el cuerpo. Ante una agresión, incluso una microagresión, el cuerpo responde contrayendo la musculatura y activando músculos para protegerse”.
Estas compensaciones pueden manifestarse en molestias físicas y también en dificultades emocionales.
Según Lucas, el organismo cuenta con un mecanismo natural de adaptación, pero ese proceso puede derivar en un círculo de tensiones: “Cuando algo me agrede, me defiendo y me adapto para seguir haciendo lo que estoy haciendo. Si empiezo a usar otras zonas porque me duele o tengo contracturas, termino sobrecargando partes que no están preparadas. Entro en un círculo de dolor y activación del que después cuesta salir”.
La especialista sostuvo que es necesario identificar desajustes que, aunque sutiles, resultan relevantes para el funcionamiento general del cuerpo. En ese sentido, señaló que el uso de analgésicos no resuelve el origen del problema: “El calmante no sería la opción correcta. Si necesitás tomarlo, tomalo, pero ese día hacé el doble de estiramientos, porque ahí está la clave”.
La corrección de estas compensaciones requiere trabajar en la conciencia corporal, el fortalecimiento muscular y la postura en las actividades cotidianas.
“Vamos a la esencia de lo que está pasando. Tu cuerpo se está defendiendo de algo, primero identificá qué es lo que estás haciendo para agredirlo”, expresó Lucas.
Entre las causas más frecuentes mencionó la debilidad muscular, la falta de flexibilidad y hábitos diarios como permanecer muchas horas sentado, levantar cargas de forma inadecuada o el estrés asociado al tránsito. También señaló que alteraciones como una mordida desalineada pueden generar compensaciones posturales, al igual que cargar peso de un solo lado del cuerpo.
En ese contexto, recomendó incorporar pausas durante la jornada laboral: “No puedo parar de trabajar, pero sí puedo hacer pausas pequeñas varias veces. Cambiar la posición, usar un almohadón, estirar durante el trabajo, mover los hombros o aprovechar una pausa para estirar el cuerpo”.
Las consecuencias de las compensaciones pueden incluir dolor crónico, lesiones y limitaciones en la movilidad: “Cuando duele consulto o tomo un analgésico, pero esas incomodidades mínimas también son señales. El cuerpo no las devuelve con tensión y se acumulan”.
Además, advirtió que las contracturas pueden modificar la percepción corporal: “Ese cambio el cerebro lo interpreta como la realidad y uno cree que está derecho cuando en realidad está fuera de eje”.
Ante este escenario, Lucas planteó la importancia de prestar atención a las señales corporales: “Empezar a prestar atención, ser consciente y activa”.