El Tribunal de Apelaciones de 4° Turno confirmó la condena a ocho años de prisión al sacerdote de Minas que abusó sexualmente de dos niñas de nueve y 13 años.
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SUSCRIBITEEl Tribunal de Apelaciones de 4° Turno confirmó la condena a ocho años de prisión al sacerdote de Minas que abusó sexualmente de dos niñas de nueve y 13 años.
El hombre había sido condenado en febrero de este año tras una larga investigación que se inició en 2019 con la denuncia del hermano de las dos niñas, que le habían confesado los abusos a los que fueron sometidas por parte del sacerdote.
De acuerdo a la investigación fiscal, el religioso concurría a la casa de una mujer con la que tenía una larga amistad desde 2014. Esta vivía con sus tres hijos, todos menores de edad en ese momento.
La mujer recurría al religioso solicitando ayudas económicas en reiteradas ocasiones, por lo que él iba a la vivienda con alimentos y bebidas. Fue en estas circunstancias que el cura lograba quedarse a solas con las menores y abusar de ellas.
En setiembre de 2019 las víctimas se animaron a contar estos abusos a su hermano mayor, quien realizó la denuncia que derivó en esta larga investigación que terminó con la condena de ocho años al sacerdote.
Sobre la pericia de una de las víctimas que permitió la condena lograda las fiscales Viviana Maqueira y Noelia González, se cita que “el relato es coherente, consistente, sin elaboración estructurada, espontáneo, no es guionado, a medida que va recordando, brinda detalles acorde a desarrollo evolutivo, hay engranaje contextual, pensaba que no le iban a creer, no hizo la denuncia porque la familia se separó. La angustia solo aparece en relación a cómo le afecta esta situación y al hecho del abuso. (…) No impresiona como inducida por tercero el relato”.
La jueza interviniente, Natalia Alessandre Larrosa, entendió que la teoría del caso presentada por Fiscalía es la correcta y señaló que “la estrategia de la defensa ha sido seleccionar dentro de las pruebas producidas y fundar la inocencia en aspectos parciales de esta, desconociendo que no se trata de valorar un único medio de prueba, sino de varios interrelacionados entre sí y que despojan toda duda razonable”.
También se pregunta la jueza cuál sería el beneficio de las denunciantes, y concluye "a juicio de la suscrita, en nada. Se sometió a un proceso penal, enfrentó a su familia (…) sumado al sufrimiento por lo vivido se le suma la crisis familiar, el establecimiento de dos bandos y el dolor porque su madre no le creyó o la desprotegió”.
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