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SUSCRIBITEDenunciaron que no pueden descansar, ni mantener sus casas abiertas e incluso aseguran que algunos deben tomar medicación para poder conciliar el sueño.
Desde el pasado martes, la alarma de una vivienda ubicada en la calle Juan Spikerman, en el barrio La Blanqueada, no para de sonar. Vecinos de la zona denunciaron que les dificulta mirar televisión, incluso hablar por teléfono o charlar, y, por supuesto, dormir.
Los vecinos no veían a los dueños, con los que nadie mantiene vínculo fluido, desde hace algunos días. Como no tenían forma de comunicarse con ellos, hablaron con la empresa de seguridad, desde donde se negaron a brindar datos para comunicarse.
Los vecinos, entonces, pidieron que se comunicaran con ellos. Querían, en primera instancia, chequear que no les hubiera pasado nada. Y en segunda, lograr que la alarma cese de sonar.
La Policía intervino, solo para chequar que no hubiera daños en la propiedad ni entraderas. Al no encontrar, no pudieron hacer nada más.
Desde la compañía de seguridad lograron hablar con los propietarios, quienes indicaron que están en el interior del país y que hasta el domingo no volverán. Para la alarma no plantearon ninguna solución y la empresa asegura que, sin autorización, no puede desactivarla.
Los vecinos llamaron a la Intendencia de Montevideo, que en varias oportunidades midieron los decibeles del sonido y los multaron tres veces. Pero la alarma continúa sonando.
A eso se le suma que en el fondo quedaron encerrados dos perros, que suman sus ladridos como respuesta a la alarma.
"Suena muy fuerte, molesta a todo el barrio. Para 15 minutos y vuelve. Así esamos día y noche desde hace cuatro días", contó uno de los vecinos.
Otro relató que debió mudar el cuarto y además debe mantener la casa cerrada. "Es imposible trabajar, descansar o algo tan simple como mirar la televisión", apuntó.
Uno de los hombres relató que ningún vecino tiene contacto con los propietarios de la casa. "Son personas complicadas y no tienen relación con absolutamente nadie", concluyó.
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