Por largo tiempo relegadas a un oscuro rincón del mercado de objetos coleccionables, las cintas de VHS han llegado a precios de película en los últimos meses en las subastas gracias a la nostalgia y al apetito de los inversores.
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SUSCRIBITEPor largo tiempo relegadas a un oscuro rincón del mercado de objetos coleccionables, las cintas de VHS han llegado a precios de película en los últimos meses en las subastas gracias a la nostalgia y al apetito de los inversores.
En una venta organizada por Subastas Heritage en junio, un videocasete de "Regreso al Futuro" fue adjudicado por 75.000 dólares, mientras que "The Goonies" y "Tiburón", alcanzaron los 50.000 y 32.500 dólares, respectivamente. Por su parte, una de las cintas de la serie "Rambo" se vendió por 22.500 dólares.
Las cintas de video suscitan el interés de coleccionistas desde que salieron los primeros ejemplares, a fines de los 70. Aunque ahora "los VHS no valen casi nada", asegura John, de Newmarket (Canadá), que dice haber vendido aproximadamente 3.000 en más de 20 años. "Tendrás suerte si le sacas 5 dólares".
Hasta ahora, solo algunos filmes que no estaban disponibles en línea o en otros medios, o películas de terror poco conocidas, llegaban a tener mejor precio. Algunos se vendían por cientos de dólares, otros incluso a más de mil.
Destacan las grandes películas taquilleras de la primera mitad de los 80, siempre que las cintas cumplan con el estándar de calidad.
"La guerra de las galaxias ", que se estrenó en 1977, año en que salieron a la venta las primeras cintas de vídeo en EEUU, es un ejemplo de venta por más de 10.000 dólares.
Muchos coleccionistas veteranos se preguntan por este repentino aumento, 16 años después del último lanzamiento de una película en este formato ("Una historia de violencia"). Las últimas videograbadoras se fabricaron en 2016.
Pat Contri, copresentador del podcast Completely Unnecessary, ve en este movimiento un paralelismo con los videojuegos. A los coleccionistas de toda la vida se han sumado "personas que acaban de decidir meterse en esto. Se dijeron a sí mismos: 'tengo dinero, invirtamos en él'".
Contri desconfía de esta fiebre organizada. "Es similar a lo que ocurrió en el mercado de los videojuegos", dice, "donde en lugar de dejar que una afición se desarrolle de forma natural, se intenta infundir el miedo de que se está perdiendo algo" y se escapa la oportunidad de invertir.
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