29 de noviembre de 2018 - 00:00 Depilada, maquillada, vestida con ropa de mujer, con caravanas y joyas, así pasaba sus días Pony, una orangutana esclavizada en un prostíbulo de Borneo (Indonesia), donde los clientes pagaban para abusarla sexualmente. Su caso es uno de los más emblemáticos de la explotación que sufren los animales en ese país, que puso a la especie al borde la extinción.
Separado de su madre desde pequeña, el animal vivió encadenado y sometido durante años. Sus explotadores se enriquecían con él y respondían con pistolas y cuchillos envenenados a quienes intentaban rescatarlo, hasta que en 2003, 35 policías armados con AK-47 encabezaron el operativo y lograron liberar a Pony.
Tiempo después, Michelle Desilets, directora de la Fundación para la Supervivencia del Orangután, afirmó que "era usada como una esclava sexual". "Tenía unos seis o siete años cuando fue rescatada, pero había estado cautiva durante mucho tiempo", agregó.
A partir de su liberación, comenzó un intenso trabajo por su recuperación, que se concretó años después. El proceso fue lento, ya que en un comienzo rechazaba la cercanía de hombres, por lo que solamente podía estar con mujeres. Sin embargo, cuando se recuperó, los cuidadores pudieron estar con ella. "No parecía tenerles más miedo y estaba feliz con cualquier compañía que tuviera", contó Lone Droscher-Nielson, del equipo de rescate. "Fue horrible. Era una esclava sexual, era grotesco. Estaba cubierta de abscesos y le pusieron maquillaje y caravanas", describió.
Pony vive ahora en buen estado físico y psicológico en el Centro de Rehabilitación Nyaru Menteng, junto a otros siete orangutanes, aunque su reinserción en un ambiente natural no será posible, ya que no tendría las habilidades necesarias para sobrevivir.
En base a RT