24 de enero de 2025 - 13:04 La historia parece el guión de una mala película. Ocurrió en Cosenza, una ciudad al sur de Italia. Rosa Vespa, arquitecta de 51 años, anhelaba tener un hijo, y aún más desde que contrajo matrimonio, tres años atrás, con Acqua Moses, un gestor cultural senegalés, de 43 años.
Fue así que Rosa ideó un plan que creyó perfecto: fingir su embarazo y luego conseguir un bebé.
Según el Corriere della Sera, durante nueve meses hizo creer a su entorno de su gravidez, usando ropa cada vez más holgada y prótesis en su vientre.
El 8 de enero anunció en sus redes sociales que había nacido el pequeño Ansel, un varón fruto de su amor con Moses. Solo que el niño solo existía en su imaginación. Así que convenció a su madre y hermana que pasaría unos días internada y que, para prevenir el contagio de covid, no podía recibir visitas. Las mujeres le creyeron, y también creyeron cuando salió de la clínica sola, diciendo que el bebé pasaría unos días más hospitalizado.
Rosa debía procurar un bebé de urgencia. De acuerdo a las investigaciones, estudió algunas clínicas de la zona, se hizo pasar por visitante para comprobar la seguridad de los lugares e incluso hizo averiguaciones en una pastelería para una “torta especial” con lazos celestes, con la que dar la bienvenida al pequeño y agasajar a sus allegados.
Así que, días atrás, llegó hasta la clínica del Sagrado Corazón junto a su esposo, que la esperó en el auto. Rosa entró al centro sanitario, fue hasta una habitación en la que una mujer que acababa de dar a luz se encontraba junto a su bebé y su madre. Allí se hizo pasar por enfermera y dijo que debía llevarse al niño para que lo viera un pediatra. Ninguna de las mujeres sospechó hasta que fue demasiado tarde.
Había un detalle: el niño Ansel era, en realidad, una beba de nombre Sofía. Rápidamente fue al auto donde la esperaba su marido, le cambió la ropa a la niña, de rosado a celeste, y ambos fueron hasta su casa, donde los esperaba una pequeña fiesta de recibimiento.
La celebración transcurría con normalidad, y Sofía, conocida por los presentes como Ansel, pasaba de brazo en brazo, hasta que la Policía allanó el lugar, ante el estupor de todos.
La niña fue devuelta a sus padres, una joven de 24 años, ama de casa, y un hombre de 26, empleado de un supermercado, y Rosa y Moses fueron detenidos, aunque este último recuperó la libertad este viernes. “Lo hice todo sola”, declaró la mujer, que será sometida ahora a una pericia psiquiátrica.