Hay muchos negocios que duran lo que les permiten las modas, y otros persisten en tanto no sean sobrepasados por los avances tecnológicos.
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SUSCRIBITEAlgunos fueron negocios duraderos, otros persistieron lo que demoraron los avances tecnológicos, y algunos vuelven, con más o menos fuerza.
Hay muchos negocios que duran lo que les permiten las modas, y otros persisten en tanto no sean sobrepasados por los avances tecnológicos.
En las últimas décadas se dieron varios fenómenos que llegaron a su punto más alto y luego cayeron por diversos motivos. Tal fue el caso de las disquerías, los cibercafés, los videoclubes y las canchas de pádel.
Jorge Barrios, fue dueño de una emblemática disquería y un cibercafé. “Todos los negocios tienen un momento”, cuenta, “y la disquería fue un negocio excelente desde 1986 hasta 2009, que empezó a decaer. Ahí me empezó a dar miedo, porque la gente ya no compraba los discos de vinilo, no compraba los cassettes. La obsolescencia programada. Todo está hecho para que dure poco”, lamenta.
Pero Jorge se readaptó y donde antes había vinilos, hubo computadoras con niños y jóvenes jugando en red. Eso también duró poco y reconvirtió su local en un negocio de venta de insumos, impresiones, fotocopias. “Hoy las máquinas cada vez se usan menos”, dice, aunque algunos profesionales usen su comercio casi como oficina.
Felipe Ríos fue propietario de la videoteca del Parque Rodó, que era algo más que un videoclub. “La idea es juntar material de buena calidad, independientemente de la fecha de la película”, sin buscar la novedad, que podría ser un suceso limitado en el tiempo.
Para Felipe, su videoteca era “un acervo, una preservación del buen material”, y señala que “lo que se editaba en VHS era de buena calidad. Los clásicos, lo que nunca nadie había podido ver. El video posibilitó que el cine fuera a las casas”.
Al VHS sobrevino el DVD y hubo que acomodarse, pero “los propios videoclubistas mataron el negocio” porque “no compraban buen material”.
Ante el avance del streaming, asegura que “hoy en día es mucho más necesario realizar una curaduría de qué ver”. Por eso, pese a que cerró la videoteca hace un par de años, pronto abrirá un museo del videoclub con la ayuda de su hija, pasando la posta a la nueva generación.
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