4 de julio de 2025 - 17:52 En 1986, la selección argentina de fútbol vivió uno de sus momentos de gloria, con Diego Maradona como capitán y estrella. Ese año salió campeona del mundo, y todo se encaminaba a que obtuviera la Copa América de 1987, un título al que no accedía hacía 28 años.
Para Uruguay, la situación era la contraria. Problemas de gestión y administrativos y un cuerpo técnico nombrado poco antes del torneo. Roberto Fleitas era el entrenador, Cono Carminatti el preparador físico y, a instancias de este, Jorge “el Indio” Díaz el asistente.
Por entonces se vivían las polémicas por “los repatriados”, los entrenamientos nómades, de la cancha de Miramar al Estadio Charrúa y la estadía en la localidad bonaerense en Moreno, no fue mucho mejor: plantel y cuerpo técnico comían refuerzos de salame y mortadel.
Díaz contó que “no se le pasó por la mente” que ese equipo pudiera salir campeón. Como el conjunto celeste había obtenido el título anterior, el reglamento establecía que jugara directamente la semifinal, donde tenía que enfrentar a la temible Argentina.
“Teníamos que marcar a Maradona”, recuerda Díaz, que reveló el secreto táctico para anular al Diez, y cuya responsabilidad recayó en dos laterales que eran “unos perros de presa”: José Luis Pintos Saldaña y (Alfonso) “La Guacha” Domínguez. “Ganamos el partido ahí”, dijo.
“El encuentro salió tal cual había sido planificado, con control defensivo y salidas rápidas, y así llegó el único gol, en un contragolpe de Antonio Alzamendi. En la final se repetiría el resultado, esta vez ante Chile, y los de Fleitas levantarían el trofeo continental.