Entre 2002 y 2007, Danubio, el cuadro formado por gurises de la Curva de Maroñas poco después del Mundial del 30, tuvo sus años de esplendor.
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SUSCRIBITEEl franjeado tuvo, entre 2002 y 2007, cinco años para el recuerdo, en los que, además de salir campeón, se dio el lujo de derrotar con comodidad a los grandes.
Entre 2002 y 2007, Danubio, el cuadro formado por gurises de la Curva de Maroñas poco después del Mundial del 30, tuvo sus años de esplendor.
El equipo, surgido como Tigre y que cambió su nombre a Danubio, a sugerencia de María Mincheff de Lazaroff, se había coronado campeón uruguayo por primera vez en 1988.
Cantera de jugadores de buen pie y de pelota al piso, al despuntar el siglo XXI obtuvo dos coronas, pero, además, protagonizó tres goleadas de esas que quedan en el recuerdo de los hinchas.
El 12 de mayo de 2002 derrotó 6 a 3 a Nacional, y el secreto de la victoria lo cuenta su entonces entrenador, Daniel Martínez que, preocupado por las condiciones del campo de juego, embarrado por la lluvia, planteó el juego en el campo rival, para que el rival se equivocara cerca de su arco.
Tres años después, el 5 de noviembre de 2005, el de la Curva fue verdugo de Peñarol, a quien le remontó un 0-2 que culminó en un contundente 7 a 2. Su goleador, Diego Martiñones, recuerda que, cuando se pusieron 3 a 2, la sensación fue de “seguir de largo”.
Y más acá en el tiempo llegaría el triunfo más abultado en la historia de Danubio: en Jardines del Hipódromo despachó con un lapidario 9 a 1 a Progreso.
“Uno a veces no se cuenta de la trascendencia, el quedar en la historia a veces uno no lo valora”, reflexiona el DT de aquellos días, Gustavo Dalto.
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