Una casa del barrio Santa Catalina fue atacada a tiros este lunes tras los disparos un joven de 23 años resultó herido levemente. En el ataque, otra de las balas ingresó por la ventana del cuarto de una niña de seis años sin causarle daño.
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SUSCRIBITEEl origen de esta disputa se remonta a la muerte de un joven en ese mes, cuyo hermano era cercano a la familia afectada.
Una casa del barrio Santa Catalina fue atacada a tiros este lunes tras los disparos un joven de 23 años resultó herido levemente. En el ataque, otra de las balas ingresó por la ventana del cuarto de una niña de seis años sin causarle daño.
El ataque fue llevado a cabo por un grupo de seis personas que mantiene un conflicto con los habitantes de la casa desde diciembre. El origen de esta disputa se remonta a la muerte de un joven en ese mes, cuyo hermano era cercano a la familia afectada.
Según el dueño de la vivienda, la familia ayudó al hermano del fallecido cuando intentaban asesinarlo por temor a una venganza, lo que intensificó el enfrentamiento.
Desde entonces, la familia ha sido blanco de numerosos ataques, y este último episodio de violencia es el más reciente.
El dueño de la casa explicó a Telenoche que todo comenzó en diciembre, cuando ayudaron al hermano del fallecido y su familia: "Nosotros lo fuimos a buscar a él, a la señora y a las dos niñas. Desde entonces, su casa fue incendiada y baleada, y ellos tuvieron que irse".
El propietario agregó que ha sufrido ataques desde enero: "Me atacaron a tiros, pero yo me defendí porque tengo tenencia de armas. Desde entonces, han venido varias veces a disparar contra nuestra casa. Cada vez que quieren, vuelven y nos atacan".
Según sus palabras, la situación ha sido caótica y teme por la seguridad de su esposa y una sobrina de seis años que vive con ellos.
A pesar de la violencia, el dueño manifestó su determinación de no abandonar la casa donde ha vivido por 30 años: "No sé qué vamos a hacer, pero no voy a dejar mi casa. Nunca tuve problemas con nadie en el barrio hasta ahora".
Sin embargo, también expresó su preocupación por las consecuencias legales si tuviera que defenderse nuevamente: "El problema es que, si disparo, voy preso, y ellos siguen".
La familia sigue viviendo bajo amenaza, mientras el grupo de agresores, que según el dueño son seis o siete personas, ha prometido seguir atacando hasta matarlos.
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