Un buen tipo

Corrían tres minutos de partido y el marcador estaba en cero. En un corner favorable a la visita, Klose se pasó con la cabeza y metió la mano para mandar la pelota adentro del arco.

En la confusión y la desesperación de los jugadores napolitanos, que se le fueron encima al juez, Klose se acercó al árbitro y le dijo que había convertido el gol con la mano. El juez, como corresponde, anuló el gol y los hinchas locales festejaron como si hubiera sido un gol de su propio equipo.

No es la primera vez que el letal delantero alemán tiene un gesto de esta categoría. En 2005, cuando defendía al Werder Bremen, le dijo al árbitro que anulara un penal que había pitado a favor de su equipo ante el Arminia Bielefeld.

Klose hace del tan famoso Fair Play un acto de justicia y pone en práctica la caballerosidad de un deporte que siempre apuesta a engañar al juez para sacar provecho.