22 de agosto de 2025 - 16:40 Hace casi un siglo, el fútbol uruguayo había pasado el cisma y venía con el viento en la camiseta por haberse coronado como el mejor del mundo en los Juegos Olímpicos de París, en 1924. Así fue a disputar la Copa América de 1926, en Chile, en la que fue campeón invicto.
“Dianas de Ñuñoa” fue una canción en homenaje a esa gesta, que el investigador Fabio Da Silva explica que fue escrita entre diciembre de 1926 y enero de 1927, y es “un análisis y un homenaje al invicto cuadro uruguayo del 24 y el 26”.
Sin embargo, existe un misterio en torno a la canción, que llegó hasta nuestros días mediante la versión de Los Patos Cabreros.
Omar Odriozola, autor de la letra, y José Ministeri, “Pepino”, de Los Patos Cabreros, que eligió el tango “La brisa” para musicalizarla, no se conocían previamente y provenían de ámbitos distintos, por lo que no se sabe cómo coincidieron para esta composición, aunque se presume que pudo haber sido en el café Tupí Nambá, centro neurálgico de la bohemia de la época.
El libreto de la murga del carnaval de 1927 muestra que la letra de “Dianas de Ñuñoa” estaba incluida como un poema que luego trascendió cantada.
Da Silva apunta que fue “el primer gran espaldarazo para la categoría Murgas” que entonces no tenían el reconocimiento que hoy tienen en el carnaval uruguayo. Además, se convirtió en un himno para las victorias celestes que llega hasta nuestros días.