24 de septiembre de 2024 - 12:20 Pipo tiene catorce años, nació en el departamento de Treinta y Tres pero vive en el balneario Buenos Aires, en Maldonado. Anda en moto, usa lentes, luce diferentes sombreros y camisas, y si bien no habla, entiende a la perfección el lenguaje humano. Pipo es perro que fue adoptado por quien lo rescató de la calle, Pablo.
Ambos son inseperables. Pipo acompaña a Pablo a absolutamente a todas partes, lo que implica que se suba a su moto, con su casco y sus lentes, y viajen juntos a recorrer distintos puntos.
"Para mí no existe amor más puro y fiel que el de un perro", dijo su compañero, que celebró el pasado 14 de febrero los 14 años de Pipo, aunque no sabe exactamente cuando nació.
Pablo lo encontró tirado en una cuneta, muy herido y condenado a una muerte dolorosa. "Estaba lleno de barro y sangre. Pero lo veo que se mueve un poquito, y lo cargué en la moto y lo llevé al veterinario. El veterinario me dijo que como mucho tenía 10% de posibilidades de salvarse", relató a En la Ruta. "Desde ahí, hicimos un pacto de no separarnos nunca", agregó.
Pipo demostró en muchas ocasiones que había entendido el pacto que habían hecho. Pero una de las veces lo evidenció de una manera especial. Pablo había quedado internado en la ciudad de Treinta y Tres, y Pipo había quedado a cargo de un amigo que vivía en el campo, a 14 kilómetros de la ciudad. Pipo se escapó de la casa, y corrió los kilómetros que lo separaban de su dueño. Una enfermera que los conocía a ambos lo reconoció esperando en la puerta del Hospital y le avisó a Pablo, que logró salir a buscarlo.