Los residentes de Soweto, donde Desmond Tutu vivió durante el apartheid, le rindieron homenaje el miércoles, sentados en unas cuantas sillas de plástico frente a su casa y bajo un intenso calor.
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SUSCRIBITELos residentes de Soweto, donde Desmond Tutu vivió durante el apartheid, le rindieron homenaje el miércoles, sentados en unas cuantas sillas de plástico frente a su casa y bajo un intenso calor.
El infatigable perseguidor del régimen racista murió el domingo a los 90 años y recibió un homenaje planetario en los últimos días.
"Solía decirme: 'Ve a la escuela. Lucha por tus derechos sabiendo exactamente por lo que luchas'", contó a la AFP Linda Malinda, que hoy tiene 63 años.
Ella sigue ocupando la casa en la que vivía entonces con sus padres, a pocos pasos del domicilio de la figura de la lucha contra el apartheid.
En aquella época, el arzobispo anglicano más famoso del mundo era el primer negro en ocupar el puesto de decano de la diócesis de Johannesburgo.
Hace 20 años, dejó su bata de maestro para protestar contra la degradación educativa de los niños negros y contra la aplicación del principio de separación racial en las escuelas.
"Se les enseñaba suficiente inglés para que comprendieran las órdenes que se les darían", dijo en una entrevista en 1995.
En este día de verano austral, varias decenas de personas se reunieron para una ceremonia religiosa frente a su antigua casa. Una placa en un extremo de la fachada recuerda que el "campeón de los derechos humanos" vivió allí.
Un pequeño podio fue instalado en esta calle inclinada, en la que los dos íconos de la lucha por la libertad -Desmond Tutu y Nelson Mandela- vivieron a algunas decenas de metros de distancia.
Un cartel indica la dirección del "Paseo de los Premios Nobel".
Varios grupos de turistas, al pasar por allí, se detenían y aprovechaban para dejar una nota en el registro de condolencias, sobre una mesa: "Gracias por lo que has hecho por la humanidad", "Gracias por haber sido la voz de los sin voz", "Descansa en paz"...
Unos minutos antes del comienzo de la ceremonia, llegaron los últimos representantes de la Iglesia, con prisa. Bajaron de sus coches, con chófer, y se pusieron la sotana en plena calle.
El coro de los Orlando Pirates, equipo local de fútbol, entonó una primera canción.
Tras su estancia en Soweto, Desmond Tutu se trasladó a Ciudad del Cabo, donde llevó a cabo marchas pacíficas contra el régimen. Pero es en este municipio donde se destacó en la lucha.
Desde su púlpito, denunció la violencia ejercida por la policía contra los niños durante los disturbios de Soweto de junio de 1976, duramente reprimidos.
Poco a poco se fue convirtiendo en la voz de Nelson Mandela, encarcelado en Robben Island. La policía y el ejército lo amenazaron.
"Nos levantábamos por la mañana y si veíamos los camiones militares, entonces sabíamos que iba a celebrar misa", explicó este miércoles Mathabo Dlwathi, de 47 años.
Esta exhabitante de Soweto sabía que "querían matarlo, pero por alguna extraña razón, eso nunca sucedió. Entraba en la iglesia, daba misa y salía", explica.
"Hay algo de santidad en él", resumió uno de sus sucesores en la parroquia de Johannesburgo, el reverendo Xolani Dlwathi.
Hasta que se celebre el funeral, el próximo sábado, se han previsto varias ceremonias más.
"The Arch", por arzobispo en inglés, como se le apodaba, será enterrado en la catedral de San Jorge de Ciudad del Cabo. Sus restos reposarán en una capilla ardiente el jueves y el viernes para que el público pueda visitarle. AFP
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