25 de julio de 2023 - 17:07 Necesidad de dinero, una solución mágica, reclamos poco amigables y una red informal y usurera que preocupa a las autoridades, los préstamos "Gota a gota" llegaron a Uruguay con grupos criminales colombianos que aplican una receta tan peligrosa como efectiva.
El mecanismo es simple: ofrecen dinero fácil y rápido, sin consultas al clearing ni la solicitud de garantías y avales. La contraprestación es que se devuelve en cuotas muy pequeñas, pero con unos intereses altísimos.
Al no ser un préstamo formal ni regulado, las tasas de interés oscilan entre el 10% y el 40% y ya se han denunciado varios casos en el interior del país, con amenazas y agresiones en caso de incumplir con los pagos pactados en el mercado negro.
Por lo general apuestan a desempleados, trabajadores informales o pequeños comerciantes unipersonales, lejos del sistema bancarizado y sin posibilidad de acceder a créditos blanqueados. Cientos de personas acuden a estos préstamos por desesperación y terminan siendo objeto de amenazas, extorsiones y hasta secuestros, tal como consignó radio Caracol en Colombia.
En Perú, el Ministerio del Interior lanzó una campaña denominada no prestes tu vida, dedicada a desestimular este tipo de conductas gota a gota.
El ministerio peruano también desarticuló bandas de colombianos que ofrecían estos préstamos y que volvían por sus víctimas a cobrar munidos con armas de fuego.
Esta actividad ilícita nació en Colombia, pero también se extendió por Bolivia, Chile y Argentina, donde el programa periodístico de Jorge Lanata le dedicó un capítulo especial.
Casos en Artigas y Tacuarembó
Uno de los departamentos donde se registraron este tipo de maniobras es en Artigas, donde personas entregan tarjetas puerta por puerta ofreciendo dinero fácil, en mano y al instante. Las condiciones se repiten, el destinatario del dinero acepta pagar su deuda en cuotas consecutivas y con un interés por las nubes.
Dos emprendedores del departamento sacaron préstamos por montos bajos, 3.000 y 10.000 pesos respectivamente, pero ante los atrasos comenzaron las presiones, las visitas en malos términos y las llamadas en tono amenazante. Ninguno de los involucrados decidió hacer una denuncia por temor a represalias.
Otras familias sostienen que, en caso de ser buenos pagadores, los integrantes de estas bandas no apelan a la violencia aunque se debe ser estricto y riguroso con los pagos.
En 2019 se llevó a cabo la única formalización con prisión por este tipo de casos en Uruguay y fue en Tacuarembó.
Claudia Lette, fiscal que lideró el caso y que terminó con una pareja tras las rejas, dijo a Telenoche que se trata de una organización internacional que deja células en distintos puntos de la región con el mismo modus operandi.
Los colombianos les alquilan un apartamento, les dan un par de vehículos, preferentemente motos, y el capital de giro suficiente como para que empiecen a ofrecer y brindar préstamos; a las pocas semanas, si todo sale bien, los extranjeros recuperan ampliamente el monto inicial invertido.
Tras la operación en Tacuarembó y el envío a prisión de esta pareja, otros integrantes del clan abandonaron rápidamente el país y volvieron a Colombia.