Paul McCartney, 80 años y diez canciones fundamentales

Así, en Please, Please Me, de 1963, McCartney hacía gala de sus conocimientos de la música de los pioneros estadounidenses, y firmaba “I saw her standing there”, una de sus canciones favoritas.

Dos años después, “Yesterday” (Help!, 1965) lo consagraría como un compositor todoterreno, y la inspiración de una noche se convertiría en una de las canciones más versionadas en la historia de la música popular.

“Eleanor Rigby” (Revolver, 1966), es una reflexión sobre el amor y muestra una nueva forma de componer canciones que fueran historias, con un marco musical inédito, todavía, para los Genios de Liverpool.

Cuando los Beatles se pusieron sus coloridos trajes marciales para Sgt Peppers Lonely Hearts Club Band (1967), bromeó sobre su futuro como anciano en “When I’m 64”, y nadie puede ignorar el potencial de “Oh, Darling”, grabada en Abbey Road, en 1969.

Ya despojado de sus compromisos con sus antiguos socios, McCartney se despachó con “Maybe I’m Amazed” (McCartney, 1970), un clásico inspirado en el amor por Linda, su esposa.

En 1973 volvió a las giras y a la adrenalina del rock junto a Wings, su nueva banda, y grabó el genial Band on the run (1973), el disco que contiene el éxito “Live and let Die”, y casi una década después se reunió con Stevie Wonder (Tug of War, 1982), para grabar la emocionante “Ebony & Ivory”.

Cuando murió su esposa Linda, en 1998, McCartney resolvió volver a las raíces y grabar un álbum de versiones de rock’n’roll. Allí, acompañado, entre otros, por Ian Paice y David Gilmour, se despachó con Run Devil Run (1999), canciones de su formación afectiva, entre las que destaca el inoxidable “Blue Jene Bop”, clásico de Gene Vincent.

McCartney III (2020), su último trabajo hasta la fecha, muestra al músico en plena actividad y con la capacidad de seguir creando grandes canciones: “Find my way” es una prueba de ello.