Al adiós al Pistolero no le faltó nada
Mensajes en pantalla gigante del Loco Abreu, Enzo Francescoli, Leonel Messi y Neymar, un arco que ahora llevará su nombre grabado, y el abrazo fraterno con el Maestro Tabárez y toda la generación de Sudáfrica 2010; además, el llanto y afecto de sus hijos y esposa, y la algarabía de la hinchada.
El público no dejó de ovacionarlo en una velada para el recuerdo. Cientos de uruguayos palpitaron el evento como si el tiempo se hubiera congelado, y con la piel erizada, vieron nuevamente al Maestro caminar en el Centenario, el abrazo eterno entre Suárez y el Ruso Pérez, Diego Forlán, Diego Lugano y otras leyendas recientes del fútbol uruguayo.
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También la emoción vino de la mano del recuerdo a Walter Ferreira, kinesiólogo de la selección fallecido en 2016, clave en la recuperación de la lesión de meniscos que el delantero sufrió previo al Mundial de Brasil 2014.
A pesar de los abucheos, estuvieron presentes representantes de Conmebol y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Nery Pumpido e Ignacio Alonso, fueron silbados por la hinchada. Sin embargo, complementaron un pasaje a esa nostalgia de “vieja escuela” que pululó en el ambiente: Luis recibió la réplica de la Copa América, trofeo conquistado en Argentina 2011 en donde además fue el mejor jugador del torneo.
Luego de terminada la ceremonia, la foto del grupo de leyendas, el Maestro y el trofeo, todo simbolizó un viaje temporal.
FocoUY.
En palabras de Luis
El Pistolero finalmente tomó el micrófono y no dejó nada por decir. En principio, las gracias: "No tengo palabras de agradecimiento a cada uno de los uruguayos. No solo el que me brindó cariño estos días, sino desde que comencé allá en 2007, siempre me apoyaron, no solo a mí, sino que a una generación que la pasamos muy difícil", sostuvo.
En ese momento, volvió a traer al presente los procesos que atravesó la selección del 2010: "No se olviden que estuvimos a punto de quedar afuera del Mundial 2010 y ahí no había era, no había maestro, no había nada. Y creo que ese grupo me marcó mucho por ser un grupo sano, un grupo en el que íbamos por el mismo camino. Muchos jugaban en grandes equipos, pero nosotros teníamos una ilusión sola, la de llegar a un Mundial".
"Recuerdo muchísimas cosas de ese momento, nos llegaron a decir vende patria. Y la gente no sabe lo que nosotros luchábamos por esta camiseta. Lo difícil que es... Lo difícil que es representar a un país, no es nada fácil asumir esa responsabilidad. Y nosotros, la misma ilusión y la frase que yo dije el otro día, de que llegué hecho un niño, la mayoría también acá lo hizo, y tenían ese mismo deseo, que es ver llegar a nuestro país lo más lejos posible", sentenció Suárez.
Ante la tanta mirada de los miles de celestes emocionados, Suárez recordó: "Pasé por momentos muy complicados en mi carrera. Una y la más difícil, la más complicada fue la lesión previa al Mundial en 2014. Y si no fuera por el negrito, en paz descanse Walter [Ferreira] o hubiese llegado y los compañeros saben acá. Al maestro [Tabárez], que realmente toda mi carrera es por él”.
Además, insistió en volver a poner al futbolista en una perspectiva humana: “Tenemos sentimientos, sufrimos las derrotas, así como nos alegramos de las victorias y de los logros conseguidos. Sufrimos cada derrota en nuestra selección, la pasamos mal”.
También hizo explícito su afecto por los excompañeros: "Tengo muchísima gente a la que agradecerle, puedo seguir toda la noche. Jugadores como el Loco [Abreu], que ahí me trató como un hijo futbolístico en mis inicios, en mi carrera. A Pichichi, el goleador, Diego Forlán, él sabe lo que era para mí. Lo miraba, como hoy en día siento que algunos me miran. Íbamos, hablábamos, le preguntaba cosas de fútbol. Y tuvimos muchísimas charlas. Los dos grandes capitanes que tuve, los dos Diego, la Tota [Lugano] y Godín, fueron ejemplos de aprendizaje", agradeció.
El legado para Uruguay
"Le intenté dejar a esta nueva generación, muchísimas cosas que nos enseñaron” indicó. Siguiendo con el repaso de vivencias, se acordó del Ruso Pérez y sostuvo: “Qué voy a decir de ese compañero, jugó con la cabeza rota. En 2014, yo le dije a él que iba a intentar romperla por él, porque yo sabía cómo él estaba. Y el abrazo que me doy con él, ahí se ve”.
Además destacó el trabajo del personal qué rodea a la Selección: “Obviamente, toda la gente del Complejo Celeste que ustedes no la ven, pero hacen un trabajo de la concha de la madre".
El cierre de Luis y su reflexión sobre el valor Celeste: “Agradecerles por este cariño y pedirles una cosa: que Uruguay es más grande que cualquier jugador o entrenador. Uruguay es grande y a partir de mañana seré un hincha más deseando lo mejor a los compañeros que vienen. Arriba Uruguay y siempre agradecido al pueblo uruguayo”, sentenció.