La historia de un productor polaco que se negó a vender sus tierras a una empresa constructora recorrió el mundo ya que hoy sigue cosechando en medio de complejos de edificios.
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SUSCRIBITELa historia de un productor polaco que se negó a vender sus tierras a una empresa constructora recorrió el mundo ya que hoy sigue cosechando en medio de complejos de edificios.
Todo ocurrió en la ciudad polaca de Lublin cuando la empresa constructora encargada del proyecto fue comprando uno a uno los campos de los productores de la zona donde se levantaría el complejo.
Fue así que el paisaje rural comenzó a llenarse de cemento, torres de apartamentos, calles de asfalto y torres de tendido eléctrico. Sin embargo Michal Myslowski tenía otra idea, no quería vender su campo ni cambiar de aire.
Michal Myslowski rechazó una por una las ofertas que le llegaban y el proyecto de edificios terminó sin poder convecerlo.
Es así que, entre torres de casas y edificios, la porción de campo de Myslowski sigue intacta y ya forma parte del paisaje.
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