Lupus: una enfermedad crónica con rostros invisibles

María Angélica González, diagnosticada con lupus hace 13 años, se convirtió en uno de los muchos rostros de esta enfermedad en el país.

González, compartió su experiencia y relató cómo un pico de estrés podía desencadenar un "empuje", empeorando sus síntomas.

"Hace meses sufrí un infarto y microinfartos, lo que envejeció mi cerebro 70 años", dijo González, subrayando la importancia de contar con una fuerte contención familiar para sobrellevar los momentos más críticos

El lupus afecta en su mayoría a mujeres jóvenes, entre los 15 y 44 años, y en muchas ocasiones, los síntomas se confunden con otras enfermedades, lo que complica su diagnóstico temprano. Los signos más característicos incluyen erupciones cutáneas, fatiga extrema, dolor en las articulaciones y, en los casos más graves, problemas cardíacos y renales.

El Dr. Ernesto Cairoli, especialista en enfermedades autoinmunes en Uruguay, dedicó gran parte de su carrera al estudio y tratamiento del lupus y describió esta patología como "sistémica y multifacética", ya que afecta múltiples órganos del cuerpo, lo que representa un reto médico considerable.

Según Cairoli, cada caso de lupus es único, lo que hace necesario un tratamiento individualizado para cada paciente.

El lupus se manifiesta cuando el sistema inmunológico, que normalmente protegía al cuerpo de infecciones, atacaba erróneamente órganos y tejidos saludables, provocando inflamación y daño.

Cairoli explicó que los factores hormonales, como los estrógenos, podían jugar un papel clave en la prevalencia de la enfermedad entre mujeres jóvenes: "La mezcla genética de la población latinoamericana podría favorecer el desarrollo del lupus en ciertos grupos".

Además, Cairoli destacó que si bien el lupus no tiene cura, la detección temprana y un tratamiento adecuado podrían prevenir complicaciones graves y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes: “Con un control médico adecuado y la adherencia a un tratamiento personalizado, es posible reducir los brotes de la enfermedad y, en muchos casos, llevar una vida relativamente normal”.