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SUSCRIBITETras la cirugía, los pacientes atraviesan un proceso de rehabilitación para aprender a comunicarse nuevamente.
En Uruguay alrededor de 100 personas por año son sometidas a una cirugía en la que se les extirpa la laringe y las cuerdas vocales tras la detección de un tumor maligno. Esto implica perder la voz y respirar mediante una traqueostomía.
El cirujano Miguel Fleginsky explicó que “hay toda una serie de incertidumbres que se le plantea al paciente: tengo cáncer, no sé si me voy a curar o morir, voy a perder la voz, no voy a poder hablar más”. Según datos médicos, en el país se diagnostican unos 500 casos anuales de cáncer de laringe y el 70% llega en un estado avanzado.
Fleginsky señaló que “hay factores ambientales y genéticos”, y mencionó entre los principales riesgos el tabaco, el alcohol y la temperatura elevada del mate. También subrayó la importancia del diagnóstico precoz: “Cuando hay un cambio en la voz, una disfonía que dura más de 15 días, dolores que no desaparecen, bulto en el cuello o dificultad para tragar, el paciente debe consultar a un especialista”.
Tras la cirugía, los pacientes atraviesan un proceso de rehabilitación para aprender a comunicarse nuevamente. Fleginsky explicó que “se les enseña a hablar de otra manera utilizando la voz esofágica”.
En este proceso tiene un papel clave la Asociación de Laringectomizados del Uruguay (ALU), que brinda apoyo integral con fonoaudiólogas y una psicóloga. La fonoaudióloga Marina Oribe contó que “los pacientes se reúnen, hacen paseos, comidas, pero fundamentalmente es el lugar de ellos”.
Un paciente expresó: “En este lugar me enseñaron a hablar, se me abrió el mundo de la palabra”.
Oribe detalló que existen tres formas de recuperar la voz: “La esofágica, el uso de un aparato llamado laringófono y la prótesis traqueoesofágica, un pequeño tubo que comunica la tráquea con el esófago”.
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