En Uruguay, cerca de 300.000 niños viven en contextos de violencia, aunque la mayoría no sufre agresiones físicas directas.
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SUSCRIBITELa violencia vicaria, donde el agresor usa a los hijos para dañar a la madre, es un maltrato silenciado y frecuentemente no denunciado en Uruguay.
En Uruguay, cerca de 300.000 niños viven en contextos de violencia, aunque la mayoría no sufre agresiones físicas directas.
Según datos recientes, la violencia vicaria, una forma de maltrato donde el agresor utiliza a los hijos para dañar a la madre, se mantiene como un fenómeno silenciado y muchas veces no denunciado.
El caso reciente en Lavalleja, donde un padre asesinó a su hija de cinco meses y luego se suicidó, ha encendido las alarmas.
Para la Asociación Civil El Paso, este es solo uno de los tantos ejemplos de la violencia que afecta a menores de edad en Uruguay. “Es una muestra más de la violencia vicaria que muchas veces pasa desapercibida", declaró la organización.
Fabiana Condon, especialista en género e infancia, comentó sobre el desconocimiento de esta problemática: "Mucha gente no reconoce la violencia vicaria. Se trata de hacer daño a los niños para herir a las madres. Amenazar con quitar la tenencia, no devolver a los hijos tras una visita o incluso llegar a desenlaces fatales, como ha ocurrido este año, son algunas de las formas en que se manifiesta".
Condon recordó el trágico episodio de dos niños asesinados este año en la ruta Rivera-Tacuarembó por su padre en una disputa de tenencia compartida.
Las estadísticas revelan un panorama desolador. La segunda encuesta de prevalencia de violencia de género mostró que estos 300.000 menores están expuestos a situaciones de violencia, muchas veces sin recibir el acompañamiento necesario.
“Ese número refleja vidas de niños que no cuentan con una respuesta seria para garantizar su protección”, concluyó Condon, y afirmó la urgencia de abordar este problema con mayor seriedad para proteger a los menores y a sus familias.
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