En el asentamiento 24 de junio, durante la noche, pero también a plena luz del día, el único sonido constante son los disparos, y el sentimiento, que no abandona a los vecinos, es el miedo.
google.com, pub-8304629578620958, DIRECT, f08c47fec0942fa0
Para continuar, suscribite a Telenoche. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEEn el asentamiento 24 de junio, durante la noche, pero también a plena luz del día, el único sonido constante son los disparos, y el sentimiento, que no abandona a los vecinos, es el miedo.
Este miércoles, la última víctima de una bala perdida, se llama Nahuel Corrales, tiene 17 años, y está internado en el Hospital de Clínicas. La bala le entró por el cuello y salió por el hombro izquierdo.
Su padre, que tilda el episodio de "milagro", recuerda que su hijo estaba en la puerta de su casa cuando jovenes del barrio, rivales en el narcotráfico, comenzaron un tiroteo.
Al caer el sol en el asentamiento, las calles se quedan vacías, y los vecinos, que temen por sus vidas y por la de sus allegados, se encierran en sus casas.
Suscríbete y recibe todas las mañanas en tu correo lo más importante sobre Uruguay y el mundo.
SUSCRÍBETE