Entrar a cuidados intensivos tras contraer COVID-19 es una lucha entre la vida y la muerte. El 48% de los pacientes mueren allí y los que logran sobrevivir se enfrentan a secuelas pero también a la oportunidad de ver la vida con otros ojos.
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SUSCRIBITEEntrar a cuidados intensivos tras contraer COVID-19 es una lucha entre la vida y la muerte. El 48% de los pacientes mueren allí y los que logran sobrevivir se enfrentan a secuelas pero también a la oportunidad de ver la vida con otros ojos.
Mario Izaguirre, un hombre de 56 años oriundo de Mercedes, contrajo la enfermedad, estuvo en CTI y si bien ahora regresó a su casa y se recupera, todavía tiene dificultades para respirar.
"Yo era una persona sana, nunca tuve nada que requiriera una internación, esto me cambió la cabeza y la forma de ver la vida", explicó a Telenoche.
Mario es trabajador de la salud y sabe cómo funcionan los centros de cuidados intensivos, pero con los roles revertidos y en el lugar de paciente la experiencia fue otra. "Para ser gráfico y que la gente lo entienda, fue como estar debajo del agua con la cabeza dentro de una bolsa, fue desesperante", recordó.
Pese a los días difíciles y la soledad que conlleva la enfermedad, él logró superarla y ahora el sentimiento que le aflora es la gratitud hacia los trabajadores de la salud y sus familiares, que lo animaron a cada paso.
Desde su lugar pide a todos que se cuiden porque la pelea continúa. "Ojalá que esto sirva para que la gente tome conciencia, yo no le deseo a nadie lo que yo pasé", sentenció.
Vea el informe completo de Roberto Hernández.
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