10 de abril de 2013 - 00:00 El Barcelona sufrió más de lo esperado para clasificarse por sexta vez consecutiva para las semifinales de la Liga de Campeones, e incluso necesitó de un renqueante Messi para igualar el tanto logrado por Pastore al inicio de la segunda mitad y eliminar a un gran PSG que hizo méritos suficientes para pasar.
El PSG se repuso rápidamente del susto inicial con dos rápidas llegadas. Una acabó con un inocente disparo de Lavezzi y la otra vino provocada por una pérdida de Busquets que obligó a Piqué a salir raudo al corte.
Con la defensa demasiado echada atrás, las líneas separadas y el equipo partido en dos, el Barcelona perdía el esférico con facilidad y sufría como nunca para controlar las embestidas del PSG, que robaba a la primera ocasión, salía rápido a la contra aprovechando la velocidad de Lucas Moura y bombardeaba a Valdés desde fuera del área a la mínima oportunidad.
Ibrahimovic y Pastore ofrecían algún destello de calidad, pero el verdadero peligro lo llevaban Moura y Lavezzi, quienes lo intentaron un par de veces cada uno, pero o les faltó puntería, o se estrellaron con el meta azulgrana.
Con Xavi desaparecido, el Barcelona no tenía el timón y el ritmo del partido lo marcaba el conjunto visitante. Sólo Iniesta, al que le tocaba hacer de Messi, aunque fuera Cesc el que ocupara la posición de falso '9' del astro argentino, se salvaba, con su repertorio técnico habitual, del descalabro azulgrana.
El 0-0 con el que se llegó al descanso era la mejor noticia para los catalanes tras lo visto en la primera mitad, pero el PSG sólo le dio tregua veinte minutos: los quince del intermedio y los cinco que tardó Pastore en anotar en una contra tras la reanudación.
Faltaba todavía un mundo, el Barça necesitaba un gol y Messi, al que ya no le quedaban uñas en el banquillo, miraba de soslayo a Vilanova esperando a que éste le llamara para calentar.
Messi salió al rescate de su equipo la última media hora y el Barça, por fin, encerró al PSG.
Una jugada suya en la frontal en la que combinó con Villa acabó con un obús de Pedro que metía al Barcelona de nuevo en la eliminatoria (1-1) a veinte para el final. Fueron sólo diez minutos de asedio azulgrana, apenas dos tiros entre los tres palos -los dos únicos que hizo en todo el partido- pero suficiente para recuperar el mando de la eliminatoria y meterle el miedo en el cuerpo al PSG.
Al equipo e Ancelotti se le empezó a acabar la gasolina y decidió echarse definitivamente atrás en busca un último contragolpe letal. Pero a esas alturas del choque, el Barça ya no se permitió más frivolidades atrás. Arriba, Iniesta incluso tuvo la opción de marcar el segundo en un maravillosa jugada personal, pero su disparo, muy forzado, se estrelló en el exterior de la red.
El Bayern Munich, sin despeinarse
El Bayern de Múnich logró neutralizar las ganas de remontada del Juventus de Turín y se clasificó para las semifinales de la Liga de Campeones al vencer por 0 a 2 al equipo italiano, un resultado que se suma a los otros dos goles de ventaja que los alemanes traían ya del partido de ida.
En una buena muestra de empaque sobre el terreno de juego que deja un global de 4 a 0 a su favor, los alemanes no cedieron ante el empuje sobre el que, más con los pies que con la cabeza, el equipo del técnico Antonio Conte había planteado el partido en casa, en el Juventus Stadium, después de una ida decepcionante.
Así, sabiendo esperar y ante un rival que terminó mostrándose a un nivel inferior, el Bayern aguardó su momento, y éste llegó en la segunda parte, con sendos tantos del croata Mario Mandzukic y del peruano Claudio Pizarro.
Esos dos tantos en el partido valieron una nueva alegría para el conjunto de Jupp Heynckes, recién proclamado matemáticamente vencedor de la Liga alemana, y despertó de su sueño europeo al Juventus, que tiene casi asegurado también el campeonato nacional.
EFE