6 de septiembre de 2016 - 00:00 El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, calificó a su homólogo estadounidense, Barack Obama, como un "hijo de puta" en una conferencia de prensa en la que rechazó la intervención de otros países en su polémica campaña antidrogas, que considera un asunto interno.
"Nosotros ya no somos colonia de Estados Unidos. ¿Quién es este hombre? Mi único dueño es el pueblo filipino", agregó Duterte.
Sus dichos llevaron a la cancelación de una reunión entre ambos mandatarios prevista para hoy en Laos y Duterte debió salir rapidamente a pedir disculpas. "Lamentamos que (los comentarios) se hayan entendido como un ataque personal hacia el presidente de EEUU", dijo Duterte en un comunicado.
El mandatario filipino también dijo sentir un "profundo aprecio y afinidad" con Obama, y afirmó que espera "limar las asperezas" con EEUU que "son resultado de nuestras prioridades nacionales y percepciones".
"Nuestra intención principal es trazar una política exterior independiente a la vez que promocionamos lazos más estrechos con todas las naciones, especialmente EEUU, con quien hemos tenido una relación duradera", afirmó Duterte.
El pasado agosto, Duterte llamó "gay" e "hijo de puta" al embajador estadounidense en Manila, Philip Goldberg, tras lo que EEUU convocó al jefe de la misión diplomática de Filipinas en Washington, Patrick Chuasoto, para pedirle explicaciones sobre los comentarios "inapropiados" del mandatario filipino.
Duterte ha sido criticado en numerosas ocasiones por la campaña contra las drogas que ha iniciado en Filipinas desde el 1 de julio y al 31 de agosto, donde 929 personas han muerto en operaciones policiales y otras 1.507 en ejecuciones extrajudiciales.
Sin embargo, el mandatario filipino ha rechazado los comentarios de la comunidad internacional y se defiende asegurando que la drogadicción en uno de los mayores problemas a los que se enfrenta Filipinas, que podría destruir las futuras generaciones.
"No me importa una mierda lo que opinen sobre mí", ha afirmado.