Escalofriante relato de sobreviviente de la masacre

Cuando regresó a la casa de su amiga, estaba la hermana de Romina golpeando la puerta. Segundos después abrió el hijo de la mujer, Uriel, de 11 años. Allí vio a Loscalzo con un arma en la mano. Estaba enfurecido, gritándole a Romina.

A Cinthia no le dio tiempo de entender que había pasado mientras ella fue a colgar la ropa porque segundos después Loscalzo disparó los primeros tiros, todos al cuerpo de Romina.

Cinthia y Vanessa se le lanzaron encima a Loscalzo para intentar quitarle el arma.

“Forcejeamos pero como no pudimos sacar el arma, nos disparó. Primero le pegó a Vanesa y después me pegó a mí”, explicó.

Cinthia salió corriendo por la casa. Loscalzo la persiguió y siguió disparando. Una bala le perforó la pierna y ella cayó al piso.  Cinthia logró llegar hasta uno de los cuartos que estaba sin luz. "Me quedé callada y me tapaba la boca, porque me dolía la pierna. Él seguía disparando al azar. Pero hice la muerta para que no me matara".

Uriel también sobrevivió porque se lo rogó. "¡Por favor, no me mates!", dijo según el testimonio del menor. El hombre asesinaría luego a su suegra, Juana, que estaba en la casa de unos vecinos, y a dos personas más.

El peritaje psiquiátrico, filtrado a la prensa confirmó que no presentaba “alteraciones en la memoria” a excepción de los hechos que se le imputa, respecto de los cuales dijo “no recordar nada”. Para el médico legista, el imputado evidenció signos de “frialdad emocional”, ausencia de “ideas patológicas” y conserva su “juicio crítico” de la realidad, por lo que concluyó que “no es demente” ni presenta “alienación mental” por lo que ayer fue procesado.