20 de abril de 2013 - 00:00 Tras dos días de especulaciones, las autoridades tejanas confirmaron el número de fallecidos por la explosión de la planta de fertilizantes en West, una cifra que con las tareas de búsqueda entre los escombros casi finalizadas se ha situado en 14 víctimas.
A media tarde de hoy el portavoz del Departamento de Seguridad Pública de ese estado, el sargento Jason Reyes, dio el parte oficial de muertos cuyos cadáveres fueron trasladados a Dallas, 120 kilómetros al norte, para someterlos a un análisis forense.
La identidad de las víctimas va saliendo a la luz poco a poco a través de los familiares y amigos, entre ellas se contabilizan al menos 8 bomberos, la mayoría voluntarios, como Jerry Chapman, que recientemente había cumplido 26 años.
El sargento Reyes se limitó a constatar que los cadáveres habían sido recuperados en el entorno de la planta química, lugar donde se había declarado un fuego que combatía un equipo de extinción de la localidad antes de que las instalaciones saltaran por los aires.
Hasta ahora, la policía había apuntado que habría entre 5 y 15 muertos como consecuencia de la explosión y hoy el senador John Cornyn, tras una visita a la zona siniestrada, anunció que aún se desconoce el paradero de 60 personas que presuntamente estaban cerca de la planta cuando el incidente.
Los heridos se cuentan por dos centenares, mientras que entre los daños materiales, aún por computar, se incluye la devastación de 50 inmuebles que saltaron por los aires tras la potente deflagración de West Fertilizer ocurrida el miércoles.
Investigadores federales trabajan para determinar las causas del suceso que ha obligado a imponer un cerco de un radio de al menos cinco manzanas para evitar intromisiones y saqueos ya que el lugar está siendo considerado hasta que no se esclarezcan los hechos como si fuera la escena de un crimen.
Quien finalmente dio un paso al frente hoy fue el propietario de West Fertilizer, Donald Adair, dueño del grupo Adair Grain al que pertenecía la instalación.
Adair, residente en West, emitió un comunicado al que tuvo acceso Efe en el que declaró que uno de sus empleados que ejercía como bombero voluntario se encontraba entre los fallecidos y se mostró dispuesto a colaborar con las autoridades para "entender qué pasó y asegurar que nada igual ocurrirá de nuevo".
"Estamos trabajando muy de cerca con todas las agencias de investigación. Todos nuestros empleados están disponibles para ser cuestionados y asistiremos en la medida de lo posible en la búsqueda de evidencias", dijo Adair, cuya empresa es muy apreciada en el pueblo dadas sus contribuciones benéficas a la comunidad, según constató Efe.
En 2006, la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. multó a West Fertilizer con 2.300 dólares por tener un plan de gestión de riesgo desfasado, con una plantilla sin formación para enfrentar una situación de peligro, sin un programa de mantenimiento ni documentación sobre las amenazas existentes en la fábrica.
Los últimos informes indicaban que la compañía, que contaba con dos depósitos de fertilizante de amoniaco anhidro, operaba actualmente en cumplimiento con las normativas de seguridad, según apuntó la cadena local KWTX.
Se espera que entre hoy y mañana sábado los investigadores vayan levantando paulatinamente el cerco establecido alrededor de la planta para que los vecinos puedan regresar a sus viviendas y constatar su estado.
Muchos de los evacuados se realojaron en casas de parientes y amistades dentro de la comunidad, que respondió con una solidaridad en donaciones de ropa y productos de primera necesidad que desbordó a los encargados de coordinar el reparto.
Varios centenares de personas se reunieron la noche del jueves en una iglesia de West para celebrar una vigilia y honrar la memoria de quienes perdieron la vida en la explosión. EFE