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Peñarol le ganó 3 a 0 a Deportes Iquique por la fase de grupos de la Copa Libertadores, pero quedó afuera del torneo continental ya que Vélez y Emelec empataron 0 a 0 en Buenos Aires.
Buscó el elenco mirasol por todos lados los goles necesarios para poder esperar con tranquilidad la victoria del elenco argentino, del que necesitaba una mano. Pero no ganó Vélez. Y Peñarol quedó afuera. Eso de esperar por el resultado de otro nunca es bueno y a los aurinegros lo mataron sus propios errores a lo largo de la Copa.
Claro, el comentario podría ser otro si Peñarol clasificaba, pero sería una fachada. Un espejismo. Porque las carencias de los mirasoles, sobre todo ante Vélez (acá y allá) dejaron en evidencia a un equipo de altibajos, irregular y con poca capacidad de reacción ante situaciones adversas, y no tantas.
El primer gol de los locales llegó por intermedio de Sebastián Gallegos, que con un tiro libre raso, batió al meta del elenco chileno, descolocado tras un pequeño desvío en la trayectoria del balón.
Así se fue el primer tiempo. Peñarol estaba volcado al ataque, pero no podía concretar las claras, y no tan claras, llegadas que tuvo en esos 45 minutos iniciales.
En la segunda mitad, los dirigidos por Jorge Da Silva convirtieron dos goles seguidos. A los 74 marcó Marcelo Zalayeta y a los 76 Matías Aguirregaray. Y la ilusión creció. Los hinchas esperaron con ansias un gol de un contrario que nunca llegó.
Nueve puntos no fueron suficientes y Peñarol culmina una Copa en la que tenía depositadas enormes expectativas, pero por la que nunca pareció poder luchar de verdad, ya que su fútbol no ameritaba a tanto.
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