Mojica, el padre de la herramienta que permite modificar ADN

Champiñones que no se vuelven marrones después de un almacenamiento prolongado, ganado sin cuernos o cerdos que desarrollan músculos con menor contenido de grasa o con genes humanizados que les permita ser un día donantes para seres humanos.

Por increíble que parezca, todo esto se ha logrado con la ayuda de esta tecnología.

En el año 2020 Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna ganaron el Premio Nóbel de Química por la invención de la técnica CRISPR, una suerte de tijeras moleculares capaces de cortar, pegar y editar el ADN.

Sin embargo todo esto fue posible gracias a la curiosidad científica básica por parte del microbiólogo español en las bacterias.

El volumen y la complejidad de nuestro génoma, compuesto de 3.200 millones de letras de ADN aportadas por cada uno de los 23 pares de cromosomas que heredamos de nuestra madre y nuestro padre, condenaban el sueño de la edición genómica de precisión a un futuro distante, hasta que la tecnología CRISPR se hizo realidad. El volumen y la complejidad de nuestro génoma, compuesto de 3.200 millones de letras de ADN aportadas por cada uno de los 23 pares de cromosomas que heredamos de nuestra madre y nuestro padre, condenaban el sueño de la edición genómica de precisión a un futuro distante, hasta que la tecnología CRISPR se hizo realidad.

A pesar de los numerosos y emocionantes avances en su aplicación a plantas y animales, es probable que la gran promesa sea la cura de enfermedades genéticas en pacientes humanos pero las diferencias radican en dónde corregir esos genes, según Mojica.