13 de octubre de 2020 - 00:00 La Santa Muerte recibe a sus fieles con los brazos abiertos. Una estatua de fibra de vidrio y 22 metros de altura se alza en Tultitlán, en los suburbios de Ciudad de México, donde devotos le piden por su seguridad, economía y en este año en particular, por su salud.
Este año los devotos piden fuerza para enfrentar la COVID-19, que deja más de 80.000 fallecidos en el país.
El culto a la Parca se remonta al siglo XVIII, cuando indígenas adoraban a un esqueleto en el centro de México, según historiadores.
Durante dos siglos se mantuvo en secreto pero en los años 1950 volvió a la luz especialmente en la capital, con una migración rural forzada por la pobreza.