9 de septiembre de 2016 - 00:00 Los uruguayos Raúl Benia y María Corvesola viajaban en el tercer vagón del tren que iba de Vigo a Portugal cuando este descarriló. "Se sintió un estallido y la gente voló", contó Raúl a Telenoche quien agregó que "había sangre por todos lados y la gente gritaba y lloraba"
El tren, que cubría el recorrido entre Vigo (España) y Oporto (Portugal), descarriló este viernes en torno a las 09: 25 horas de España.
A tres días de volver a Uruguay e instalados en Portugal el matrimonio había decidido viajar a pasar el día la ciudad española. Tomaron el tren a las 9 horas de España y a los veinte minutos de viaje ocurrió el trágico accidente que terminó con la muerte de cuatro trabajadores y más de 28 heridos.
Benia asegura que le llamó la atención que "era un tren viejo", "iba muy rápido" y "hacía mucho ruido".
En un momento se paró para sacar fotos y cuando se sentó comenzó a sentir que el tren aumentaba aún más la velocidad, intuye que por una bajada, y de repente "se sintió el estallido" y la gente "voló". "Mi mujer se golpeó la pierna y yo me lastimé las manos con los vidrios".
"No podíamos abrir la puerta de nuestro vagón. La rompimos con un martillo de emergencia para romper los vidrios", cuenta y asegura que apenas lograron salir intentaron ayudar al resto de la gente. "Quisimos sacar al maquinista, pero no pudimos porque estaba trancado. Los más perjudicados eran los del primer vagón". El maquinista fue uno de los tres operarios que fallecieron en el acto.
A los pocos minutos llegaron los bomberos que finalmente lograron sacar a la gente que había quedado adentro. "No nos dejaban acercarnos porque había peligro de que se cayera la columna contra la que chocó el tren".
La cónsul uruguaya de Galicia, María del Huerto Arenas, visitó a los uruguayos en el Hospital Povisa de Vigo de donde fueron dados de alta a las pocas horas.
Según fuentes médicas españolas, entre los heridos hay también 26 españoles, seis estadounidenses, tres portugueses, un británico, un alemán, dos brasileños, dos argentinos y un ciudadano chileno, además de otras cuatro personas cuya identidad y origen está pendiente de confirmar.
El presidente de Comboios de Portugal, Manuel Queiró, que se desplazó al lugar de los hechos, remarcó que el tren accidentado disponía de todas las certificaciones y garantías y contaba con todos los requisitos que se exigen para poder funcionar y operar con normalidad.