Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Telenoche. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE

Rescatistas en Uruguay: cuando salvar vidas es una profesión

Cientos de uruguayos viven de rescatar a otros. Adrenalina, solidaridad y vocación de servicio se combinan en el personal de varias instituciones del Estado dedicadas a salvar vidas.

26 de septiembre de 2016 - 00:00

MARTINA BRANDT 

En mayo de 2007, las lluvias hicieron crecer los ríos Olimar y Yerbal por encima de los 10 metros de su nivel habitual en Treinta y Tres. Las viviendas de la zona quedaron tapadas por agua y muchas familias esperaban ser rescatadas en los techos.

El capitán (Nav) Fabrizio Ruiz formaba parte del grupo de rescate Parasar de la Fuerza Aérea (FAU). Nueve años después recuerda como en su primera misión tuvo que socorrer a un bebé improvisando un arnés y ser izado junto a él por un helicóptero del Escuadrón N°5.

“No teníamos el equipo adecuado para subirlo con la grúa porque el helicóptero no podía aterrizar. Adaptamos el arnés, lo abracé, me enganché y subimos”, cuenta.

Hoy el niño tiene ocho años y Ruiz, a sus 32 años, es el jefe del equipo de Parasar, que está integrado por cuatro oficiales y nueve subalternos capacitados para planificar y ejecutar operaciones de búsqueda y rescate junto a los escuadrones N°5 de Helicópteros y N°3 de Transporte de la FAU.

En el grupo el más joven tiene 19 años y el más grande 42. El límite de edad se aplica solo para el ingreso (hasta 30 años). Una vez dentro, hay evaluaciones mensuales físicas y de procedimientos que deben superar para continuar en el equipo.

 

Más que una profesión es una forma de vida. No hay horarios, es un trabajo 365 días 24 horas

La tarea es definida por Ruiz como “de apoyo a la sociedad” y de hecho el lema del grupo es “para que otros puedan vivir”. ¿Qué lleva a un efectivo a elegir este tipo de trabajos? Según Ruiz, “una cuestión de vocación y de unidad” además de la “adrenalina” y “la satisfacción personal de ayudar tanto al rescatado como a la familia que lo espera”.

“Más que una profesión es una forma de vida. No hay horarios, es un trabajo 365 días 24 horas, pero no hay que ser de otro mundo para ser rescatista, somos todas personas normales”, comenta.

En Uruguay soy cientos los que viven de rescatar a otros.  La psicóloga especializada en orientación vocacional de la institución Elijo Ser, Laura Bajuk, asegura que quienes hacen tareas de rescate tienen una fuerte orientación a ayudar, son empáticas y canalizan eso a través del ejercicio profesional. “Qué los motiva pueden ser varios factores, desde experiencias personales pasadas que condicionan una decisión, deseos no realizados de sus familias o el gusto por la adrenalina”, explica la profesional.

En ese sentido, Bajuk opina que el concepto de riesgo “es muy subjetivo” y “depende de la perspectiva de vida y de mundo” así como de qué “tan preparado o audaz me siento para lidiar con determinadas cosas”.

En 2015, Parasar realizó cuatro misiones de búsqueda y rescate, nueve traslados sanitarios, siete acciones de apoyo a incendios, un rescate en accidente aéreo y tres en inundaciones; con un total de 13 personas asistidas.

“MOSTRAMOS PARA QUÉ ESTAMOS”. El jefe del Estado Mayor de la Flota de la Armada Nacional, capitán de navío Marcos Saralegui, comentó a Telenoche que rescatar a otros “es sin duda vocacional”.

Saralegui entró con 16 años a la Escuela Naval, a los 21 ya era oficial y desde siempre consideró “un honor poder rescatar y salvar vidas con los medios que brinda el Estado”. “El que entró a la carrera a buscar adrenalina, la encuentra. Las tareas son muy desgastantes en lo físico y emocional, pero muy especiales y motivadoras cuando se rescata a una persona como a un buque”, explica.

En esos casos, afirma, los uruguayos terminan conociendo “uno de los motivos para los que están las Fuerzas Armadas”. “No lo mostramos porque es lo que tenemos que hacer, pero es bueno que se sepa”, admite.

En 2015, la Armada enfrentó 190 incidentes de búsqueda y rescate, asistiendo a más de 600 personas y recatando a 22, con un saldo de cinco desaparecidos y ocho muertos. En lo que va del año, se registraron 109 incidentes con 279 personas asistidas. Hubo 15 personas rescatadas más un desaparecido y cuatro muertos.

 

La satisfacción de un trabajo terminado es enorme, se salva una vida

Saralegui recalca que “hay un aumento de la actividad marítima” y que más allá de los rescates apremiantes, “todos los días hay incidentes en los que la Armada debe intervenir”.

El 7 de julio de 2015, la lancha deportiva Mels and Rels salió sin avisar del Puerto de Punta del Este rumbo al Bajo San Jorge, a 30 kilómetros al sur de la ciudad. En el correr de la tarde, la embarcación se quedó sin batería y a la deriva. Como no regresaron, su familia alertó a Prefectura de Maldonado por la desaparición.

La Armada montó de inmediato un operativo de búsqueda con participación, entre otros, del buque ROU 11 Río Negro, que partió desde Montevideo hacia la zona y llegó al lugar en la madrugada del día siguiente.

El comandante Federico Zas, que lideraba el buque, contó a Telenoche que se trató de una búsqueda complicada, pero en la que “todo el barco estuvo con la camiseta puesta y la misma sintonía”.

Zas recuerda que tras pasar toda la noche buscando y con niebla en contra, se decidió pasar por el Bajo San Jorge, que es un lugar que todos los marinos quieren evitar por el accidente del buque tanque petrolero San Jorge, que encalló en el lugar en 1997.

“Tuvimos suerte de que esa mañana el mar estaba calmo. El vigía me avisó que avistó una embarcación y con el altoparlante les pedimos que levantaran los brazos si eran ellos”, relató al recorda el rescate.

Al describir este tipo de trabajos, enfatiza que "llenan de orgullo”. “La satisfacción de un trabajo terminado es enorme, se salva una vida”, resalta.

Zas tiene 39 años y además de comandar el ROU 11, es buzo de la Armada y en esa tarea ha tenido situaciones complejas de afrontar, como la búsqueda de cuerpos o rescates de barcos.

En esas tareas, “el respeto y el peligro están siempre, porque toca trabajar a ciegas, muchas veces buscando cuerpos o también en reparaciones con tanques de gases o fuego”.

Sobre el riesgo, considera que “pierde el que está confiado” y que “siempre hay que tener respeto hacia el trabajo”, aunque reconoce que de tanto hacer las tareas, a veces “no se dimensiona”.

“El primero te resulta complicado, el segundo no tanto y después lo tomas como el médico toma operar una persona para curarla”, explica.

Hacés la tarea y luego te das cuenta de lo que hiciste. En el momento la adrenalina y da fuerza de avanzar

VOCACIÓN SOLIDARIA. En Uruguay solo hay 16 mujeres bombero. Mariela Vivone hoy es vocera de la institución, pero al asumir este nuevo rol no quiso dejar de lado las guardias mensuales de incendio. Tiene 17 años de servicio y “toda su carrera estuvo en combate”.

¿Qué la hizo optar por eso? Según recuerda, “una cuestión de personalidad”. “No paro, me gusta la acción y la adrenalina me hace bien. A eso se suma la cuota de ayudar a alguien en situación de emergencia. Es una sensación de satisfacción y de deber cumplido que es difícil explicar, pero se siente”, explica.

Bomberos realiza un gran número de tareas que van más allá de la extinción de incendios. Vivone tiene recuerdos vívidos de rescates en las que el peligro estuvo latente, pero la rapidez, el ingenio y el trabajo equipo le permitieron rememorar los hechos con satisfacción.

“Hacés la tarea y luego te das cuenta de lo que hiciste. En el momento te viene la adrenalina y eso da fuerza de avanzar, tirarte al agua, trabajar en altura. Todo lo hacemos profesionalmente, pero en el momento no hay miedo o temor sino intenciones de lograr el cometido”, afirma.

No obstante, la satisfacción personal convive con finales poco felices. “A nosotros nos afecta mucho ver a una persona en situación de peligro y no llegar a tiempo. Muchos se olvidan de que somos personas”, resalta, añadiendo que “uno va dejando de lado algunas situaciones porque la cabeza no aguanta, pero afortunadamente son más los éxitos y agradecimientos”.

Al respecto, Bajuk apunta que “se suele hablar de carreras más vocacionales que otras”, pero aclara que “no se puede hablar de más o menos vocación, sino de un mayor deseo o convicción en la realización de determinada tarea, siendo ello lo que prima al momento de elegir y seguir eligiendo”.

Telenoche | ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Suscríbete y recibe todas las mañanas en tu correo lo más importante sobre Uruguay y el mundo.

SUSCRÍBETE

Te Puede Interesar