8 de septiembre de 2016 - 00:00 "Estamos yendo en contra del reloj biológico. Se calcula que en el último siglo perdimos unas dos horas de sueño. ¿Cuál es la consecuencia? Estamos cansados, de mal humor. Pero, sobre todo, nos enfermamos más. Si acumulás una deuda de sueño estás más susceptible a infecciones, a enfermedades en general", aseguró el doctor en Biología argentino Diego Golombek en entrevista con Telebuendía.
De acuerdo con Golombek dormimos menos de lo que deberíamos, tanto los adultos como los niños. Para el investigador el adulto debería dormir unas 8 horas, los adolescentes 9 y los niños 10. "Los jóvenes en las primeras horas del liceo están literalmente dormidos. Las clases tendrían que empezar un poquito más tarde, no te digo a las 10:00 pero sí a las 8:00 o 8:30, explicó".
El científico, experto en cronobiología -el estudio de los ritmos fisiológicos- también confirmó la existencia de la "modorra" que ataca luego del almuerzo: la siesta no es un fenómeno meramente cultural, sino que tiene una explicación científica. "Esa modorra que te agarra a las 14:00 es independiente de lo que hayas comido. Hay un decaimiento de la alerta y una microsiesta, de 30 minutos, ayuda. Más es contraproducente".
Golombek, autor del libro "Las neuronas de Dios", que estudia el funcionamiento de los cerebros de las personas creyentes, se encuentra en Montevideo para participar del Foro Abierto de Ciencias América Latina y el Caribe. Según el investigador "una persona creyente hasta vive más, tiene menos estrés. Al tener respuestas a las cosas que nos carcomen, sobre todo si está organizado en una religión, está más tranquilo, hay menos ansiedad".