La villa de Buendía, que da nombre al embalse en la Alcarria conquense, ofrece al viajero una mezcla enigmática de arte y naturaleza; de misterio y sosiego, de agua y tierra. Son las llamadas caras de Buendía, una ruta no demasiado conocida en el que la piedra es la principal protagonista. Allí el viajero, si es observador atento, podrá disfrutar de una serie de esculturas talladas sobre la piedra, rodeado de pinos, agua, sombras y contraluces que serán apreciadas por el ojo del fotógrafo. En la imagen, cara de Beethoven. EFE/Txema Ruiz
20 de octubre de 2012 - 00:00