16 de abril de 2017 - 00:00 Pence aterrizó junto a su mujer y sus dos hijas en la base aérea de Osan (al sur de Seúl) para dar inicio a un viaje de tres días a Corea del Sur que tiene como objetivo principal tratar la crisis abierta con el régimen de Pyongyang y sus continuas pruebas de armas de destrucción masiva.
Poco antes de que el Air Force Two tocara tierra, Corea del Norte trató de lanzar sin éxito desde la localidad de Sinpo (este del país) un misil balístico que aparentemente estalló poco después de ser disparado.
"La provocación de esta mañana del Norte es simplemente el último recordatorio de los riesgos que encara cada uno de vosotros cada día", dijo Pence ante un grupo de militares estadounidenses durante una cena celebrada con motivo del Domingo de Pascua en la céntrica base militar de Yongsan, en la capital surcoreana.
El número dos de la Administración Trump se reunirá el lunes con el presidente surcoreano en funciones, Hwang Kyo-ahn, y con el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), Chung Sye-kyun.
Se espera que Pence y Hwang analicen maneras de presionar a Pyongyang para que abandone su programa nuclear y de misiles a través de una mayor presión diplomática y también de sanciones aún más endurecidas.
Washington también ha apuntado a que se examinarán opciones militares como posible respuesta a provocaciones del régimen norcoreano.
Un asesor de Casa Blanca explicó a la comitiva que viaja con Pence que el misil disparado seguramente fuera un proyectil de alcance intermedio y descartó de que se tratara de uno con rango intercontinental (ICBM).
En enero el líder norcoreano, Kim Jong-un, aseguró que su país ultima el desarrollo de un ICBM que pueda alcanzar EE.UU. y Pyongyang mostró en la víspera, durante el desfile militar para celebrar el cumpleaños del fundador del régimen y abuelo de Kim, unos supuestos nuevos misiles de este tipo.
EFE